Rigoberto Mora conoció en su juventud a Guillermo Del Toro en Guadalajara y descubrieron que ambos eran apasionados del cine y los efectos especiales. Con una cámara super 8 filmaron varios cortometrajes como La criatura y la planta y Cuaco vivo y al poco tiempo fundaron la compañía Necropia. Hicieron algunas animaciones para la Feria del libro de Guadalajara y efectos especiales para la película Cronos en 1991, en la que se encargaron junto con otros mexicanos como Jorge Siller (ver revista Migala número 3 en el reportaje de Efectos especiales) de fabricar los extraños bichos. Poco después Del Toro se fue a Estados Unidos a desarrollar su carrera como director y Rigo se quedó en México a componer efectos especiales y maquillaje (también en Migala 3 entrevistamos a algunos de sus parientes que también se dedican a esto). En 1994 y 1995 Mora acudió a un curso extraordinario impartido por Skip Battaglia, un excelente animador y creador de efectos especiales de fama internacional. Entre sus compañeros estaban José Ignacio Solórzano (Jis), Claudia Lozano Alverú y Trinidad Camacho (Trino). Un año después, Mora produjo Cómo preparar un sándwich y en el 2000 Polifemo, basado en un fragmento de Altazor de Vicente Huidobro. En el 2004 filmó su corto Sombras basado en El cuervo de Edgar Allan Poe.


Después de tomar un diplomado con Daniel Varela Acosta, Cecilia Navarro, una de las pocas animadoras mexicana, visitó a Carlos Carrera quien le ayudó dándole consejos de su formación autodidacta. En 1990 estrenó Cerraduras y, un año más tarde consiguió una beca para un curso impartido por Walter Tournier. En 1995 adaptó un cuento de Augusto Monterroso en una animación que llamó Las buenas conciencias y dos años después realizó Filofobia.

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