Origen
Podríamos llamar el primer antecedente de la animación en México a la linterna mágica inventada por Kircher a mediados del siglo XVII. Sor Juana Inés de la Cruz es la primera en hablar de los sueños producidos por las imágenes proyectadas (a diferencia de otras interpretaciones a Primero sueño); prueba de esto es que en uno de los cuadros más famosos donde aparece Sor Juana, pintado por Manuel Cabrera, aparece en su biblioteca un libro de Kircher: Ars magna luci et umbrae. Sin embargo, es hasta la primera mitad del siglo XVIII, cuando las proyecciones de este tipo aparecen varias veces mencionadas en archivos de la época.
Los padres de la animación indudablemente son la caricatura y la historieta. La tira cómica llegó a México en los años veintes; originalmente eran traducciones de obras provenientes de Estados Unidos pero muchas veces el material no llegaba a tiempo, lo que propició la aparición de caricaturistas mexicanos. Entre estos nuevos artistas se encontraban Hugo Tilghman (Mamerto y sus conciencias), Andrés Audiffred (El señor pestaña), Carlos Neves (Rocambole y Segundo I, rey de Moscavia), Salvador Pruneda (Don Catarino) y Juan Arthenack (Adelaido el conquistador y Don Prudencio), de los cuales, éstos dos últimos incursionaron posteriormente en la animación
El 6 de agosto de 1896, el presidente Porfirio Díaz y su familia contemplaron, en el castillo de Chapultepec, la primera función de cine en México. Más de una década pasó para que el trabajo de pioneros de la animación como James Stuart Blackton, Èmile Cohl, Georges Méliès y Winsor McCay expandiera su espectro hacia México.

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