En los 80's, los alumnos y ex-alumnos del Centro Universitario de Capacitación Cinematográficas (CCC) y el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) comenzaban a hacer cosas interesantes a pesar de que en su formación no tomaban materias relacionadas con la animación. Uno de estos casos es el de Carlos Mendoza y su trilogía Chapopote, Chahuistle y Charrotitlán desarrolladas de 1980 a 1982. Posteriormente, Mendoza realizó el documental Jijos de la crisis, estrenado en 1985. Otra alumna ex-alumna del CUEC, Laura Íñigo, realizó los cortos Jorobita, Un cuento de ciudad y Animación II, producidos entre 1986 y 1987; posteriormente ayudó a Mendoza en sus últimas obras.
El CCC, por su parte, tiene a uno de los más grandes animadores que han existido en México: Carlos Carrera. En 1988 produjo tres animaciones: Un muy cortometraje, Malayerba nunca muerde y Amada. Carrera es otro ex-alumno de la Universidad Iberoamericana además de sus estudios de cine. En 1989, junto con Kinam, produjo La paloma azul; al año siguiente hizo Música para dos con la productora de películas educativas Mexfam y un año después (1991), Sakura Motion Company lo ayudó a crear Los mejores deseos.
Otros alumnos del CUEC también crearon cortometrajes, como Artemisa Bahena que trabajó de animadora con el director Jaime Martínez en Los castigos del amor en 1995 y Ulises Guzmán con su proyecto Malapata iniciado el mismo año y concluido hasta el 2001.
A falta de una formación de educación superior en México, los alumnos viajaron al extranjero para prepararse. Tal es el caso de José Ángel García Moreno, que estudió en Checoslovaquia y posteriormente en la Universidad de California. Lourdes Villagómez estudió en Carl Arts en California y Enrique Navarrete en el Sheridian College en Canadá. La institución educativa ya existía pero debía buscarse y la animación era cada vez menos costosa y difícil
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